Caserío del siglo XVI catalogado por su valor artístico y situado a 300 metros de la playa de Santiago, rodeado de uno de los mayores bosques de encinas de la costa cantábrica. Mantiene la vieja estructura de madera y la piedra de la fachada y sus estancias son todo un derroche de originalidad y colorido, como las seis habitaciones, con decoración personalizada que las vincula a un país o a una época concreta.